Buscando un vino de un perfil clásico a través de un ensamblaje del nuevo mundo, se crea Liguai. En este ensamblaje, la variedad Syrah cosechada en su punto óptimo de madurez es la columna vertebral, aportando estructura, untuosidad y aromas de fruta negra. Seguidamente, el corpulento Cabernet Sauvignon, proveniente de nuestros suelos más arcillosos, aporta potencia y notas especiadas. Por último, el equilibrado Carmenere añade su sedosidad y delicadeza distintiva a la mezcla. La crianza de 16 meses en barricas francesas nuevas y de segundo uso aporta el toque final, otorgándole complejidad, volumen y estructura. El resultado es un vino de gran carácter, con una armónica combinación entre sabores y aromas.